6.16.2006

Polonia bajo la línea del Ecuador

Venía de ver a Steve McQueen en una de esas películas en las que manda a medio mundo a la tumba sin cargar muchos rasguños. Ya en casa revisaba maquinalmente mi email y encontré un mensaje del Mundial FIFA 2006: "dese una vuelta por Gelsenkirchen pasado mañana, tal parece que tenemos una entrada para usted". Y sí, sucede que alguien que compró su entrada con meses de anticipación, la devolvió por un motivo X y decidieron revenderla a los fieles futboleros inscritos en la lista de espera. Y uno de los fieles resulté ser yo.

No hay que pensar dos veces, todos los compromisos para ese fin de semana fueron unilateralmente cancelados, y se iniciaron los preparativos de viaje de emergencia. Reserva del placentero viaje nocturno de 9 horas en tren, mochila al hombro y vamos al mundial.

Llegando a Dortmund de madrugada, ya se empieza a sentir el ambiente. Las gigantografías y la publicidad invaden todos los espacios, los comercios tienen logotipos, balones y fotos de Ballack en todas partes. 6 de la mañana y todo huele a fútbol. Pero los trenes también sienten el mundial. Retrasos en Alemania! El tren a Gelsenkirchen aparece finalmente luego de 1 bendita hora de espera. Gelsenkirchen es una ciudad no muy grande, parte de ese conglomerado de ciudades industriales que en algún momento sacrificaron su existencia por el carbón. Pero Gelsenkirchen es ahora sede mundialista y hogar del popular y últimamente exitoso Schalke04, el equipo "minero".

Llego tempranísimo al Veltnis Arena, que podría pasar por nave espacial en lugar de stadium. Es uno de los grandes orgullos de esta copa y tiene el lujo de albergar el segundo partido del mundial: Polacos contra Ecuatorianos. Ni Polonia ni Ecuador parten subtitulados como favoritos, pero el mundial no lo juegan solamente Brazil o Inglaterra. Eslavos y Sudamericanos se ven frente a frente y entablan discusión en un idioma que es más fácil que entender que el inglés: fúbol.

Frente al Ticket Center hay unos cuantos ecuatorianos debidamente uniformados y una montonera de polacos apostados. Esperan desde las 6 de la mañana con la esperanza de poder comprar una entrada. Todo ha sido vendido hace meses, así que su única esperanza es encontrar revendedores. Uno nunca sabe. Aprovechando que son multitud, los polacos hacen bulla y cantan su grito de guerra: POLSKA! POLSKA! POLSKA! La respuesta es inmediata, pero menos ruidosa. La barra brava necesita refuerzos. Los polacos siguen llegando, con desubicados incluídos. Uno parece haber celebrado antes de tiempo y conversa con los guardias aunque estos no entiendan una palabra de lo que dice. Por las risas de los otros polacos debe decirles algo poco convencional.

Después de 4 horas de plantonear se abre el Ticket Center y la mitad de los polacos se retira desilusionada: "Sorry, no tickets for sale, Ausverkauft!". Pero en la ciudad hay fiesta en las calles y se ha organizado un "FanFest" con mucha cerveza, chorizo y pantallas gigantes para ver los partidos.





A mi por suerte no me despachan. "Cual es su nombre?" "Ah perfecto, tenemos el ticket para usted, aquí está". Maravilla. Ticket en mano, tengo licencia para distraerme un poco en Gelsenkirchen. Obviamente no hay hoteles disponibles en toda Alemania así que debo merodear todo el día. En las calles hay mil stands de comida y el doble de bebida. Mesas dispuestas en las calles y los polacos festejando como en casa. Todo el tiempo entonan sus canciones y hurras: POLSKA POLSKA. El eco de los ecuatorianos es eventual pero aparece de tanto en tanto. Mientras tanto los teutones aprovechan que todo el mundo los visita y muestran sus gentilezas. Hay unas tarimas y unos grupos cantan unas músicas extrañas, mezcla de polka y pop. No se si será normal que la gente escuche eso, en todo caso aquí estoy de invitado así que mejor no me quejo.

Luego de entretenerme y hastiarme de escuchar los cánticos polacos tomo el UBahn al estadio. Todo el mundo está de uniforme. Rojiblancos contra amarillos. Caras pintadas, sombreros estrafalarios, banderas y mas banderas. Un polaco hace su agosto pintando caras. Los mas cautos se hacen dibujar banderas en las mejillas. Los calvos aprovechan para untarse de mentón a nuca con los colores de su patria. Mi indumentaria neutral me delata como ajeno. Ni polaco ni alemán ni ecuatoriano. De qué planeta viene usted?

Ahora los ecuatorianos parecen haber aumentado. Alex Aguinaga está por ahí, esta vez como expectador. Todo el mundo rodea el stadium. Es como tener dos ejércitos que sitian un castillo, forman aglomeraciones alrededor y bombardean con gritos de todos los tipos, cada uno tratando de imponerse sobre el otro. Pero están ahí los guardias y los volutarios de la FIFA. Algunos se ven nerviosos, es el primer día del mundial así que todo se puede esperar. Pero tratan de controlar lo mejor posible. Por lo menos a los primeros que ingresan les revisan todo, verifican nombre en el pasaporte, abren todas las mochilas y bultos, manosean a gusto e impiden ingreso de filmadoras. Pero luego de una hora de tan tediosa tarea se ven mas permisivos. Los alemanes también se cansan, por lo menos un poquito.

Mejor lugar no puede haber, platea alta de general justo al medio. El césped se ve impecable, y el techo del estadio está semi-abierto, con un monitor cuadruple colgando. Todas las miradas se dirigen a él cuando se inicia el partido inaugural en München. Aunque los polacos son mayoría, hay también germanos que quieren ver cómo su selección se deshace de Costa Rica. Pero ese es solamente el preludio para lo que realmente interesa a la mayoría de los presentes. Los polacos gritan mas fuerte que nunca y extienden sus bufandas en movimientos sincronizados. POLSKA POLSKA POLSKA. Ahora los ecuatorianos, apostados en la esquina de una curva intentan darles batalla. De repente todos eloquecen al ver entrar a los equipos.




















Hurtado y Bak capitanes. De la Cruz, Tenorio y Delgado por un lado. Zurawski, Szymkowiak y Smolarek del otro. Dos naciones tan distantes en todo sentido, tan difícilmente relacionables, tienen que por lo menos enterarse -mutuamente- que existen. 90 minutos de tensiones, coros, gritos, luces y por supuesto goles! Tal vez los goles no fueron del agrado de los polacos, que se vieron enmudecidos por la efectividad de Tenorio y Delgado. Pese a los palos de Smolarek Polonia se queda atrás en el marcador y los eslavos lloran. Y no en sentido figurado. Algunos se quedan meditando en su asiento,media hora después del final del partido, con lágrimas en los ojos y una cara de "no entiendo cómo pudo pasar esto". El contraste con la fiesta ecuatoriana es evidente, todos sacan bombos de algún lado y se preparan para lo inevitable: "Vaaaamos, Ecuatorianos, está nocheeee, vamos a chupaaaar! ". No creo que ese cántico requiera una interpretación.

Haciendo uso del muy suizo principio de neutralidad, celebro el fútbol cuando es bueno y hoy brindo con los ecuatorianos. Ésta copa tiene todo para ser una de las buenas. Salud y buen mundial.

6.11.2006

Stuttgart

A una semana del inicio de las hostilidades fui a dar una vuelta de inspección a la región sureña de Baden-Württemberg. Por suerte los trenes InterCity que parten de Basel y atraviesan el occidente alemán son suficientemente nuevos, cómodos (y por ahora) vacíos. Por lo menos antes que las multitudes invadan sin piedad a los teutones.

Parece que el fútbol también ha obligado a aumentar un poco el control fronterizo. Esta vez por lo menos pidieron pasaportes. Y como es la costumbre en estos europeos, ver el pasaporte boliviano les causa la misma impresión que ver a Lázaro saliendo de la tumba.

Luego la una fría y lluviosa madrugada de viaje aparecí en la estación de Stuttgart, en la que todo estaba pintado de fútbol. Saliendo a la calle se veía aun más fútbol. En cada tienda, ya sea deportiva, de perfumes, panadería, incluso farmacia, abundaban los balones y las banderas, las mascotas mundialistas y los rostros de Pelé, Ballack o Ronaldinho.

Altes Schloss y Neues Schloss


Stuttgart comenzó como corral de caballos (yeguas) - de ahi el nombre Stutengarten- pero con los años llegó a convertirse en una de las ciudades referente del rompecabezas germano. Como otras ciudades de Alemania, Stuttgart sufrió daños catastróficos durante los bombardeos de la segunda guerra. Por eso casi la totalidad de la ciudad antigua ha desaparecido. Sin embargo se han hecho grandes esfuerzos por reconstruir y reponer algunos de los monumentos históricos mas importantes. Es ese el caso del renacentista Altes Schloss y el fantástico palacio "Neues Schloss", que tiene sus techos coronados por hileras de estatuas macizas representando personajes míticos. Ambos edificios rodean la Schlossplatz, que es una de las pocas plazas de verdad que he visto últimamente en estos lugares.


Opera de Stuttgart








Stiftskirche

También es digna de mención la iglesia mediveal gótica "Stiftskirche", con sus dos peculiarmente distintas torres, y contrastada por la multitud de edificios modernos que la rodean. Detrás de la Stiftskirche está la Schillerplatz, en la cual por supuesto destaca la estatua de Schiller, que es uno de los mas grandes "héroes" de la región. Del poeta filósofo y dramaturgo Schiller, la gente conoce principalmente la versión musicalizada del poema "An die Freude" (oda a la alegría), que forma parte del último movimiento ("coral") de la novena de Beethoven.


Schillerplatz








Algo interesante es que todo el centro de Stuttgart es básicamente peatonal, de modo que los motorizados desagradables quedan al margen del anillo histórico que encierra otros edificios de importancia como la ópera y las galerías (Kunstmuseum, Staatsgalerie) Prefiero no dar muchos detalles sobre ambas, no tiene sentido hablar mucho al respecto, hay que ver para creer ;) Solo mencionar que si se topan con una retrospectiva de Monet no la piensen dos veces, ni tampoco se dejen intimidar con la crudeza sin piedad de Otto Dix.


Schlossplatz y la columna dedicada al Kaiser.












Pero un orgullo regional que no puede ser dejado de lado es el automotriz. Daimler, Mercedes y Porsche suenan a algo? Stuttgart es una de las capitales del automóvil y en especial Mercedes quiere hacer esto evidente. Es por eso que hace muy muy poco abrieron el surreal Museo Mercedes que expone las máquinas que alguna vez hicieron historia, al mismo tiempo que da pistas de lo que se viene. (y al mismo tiempo aprovecha para vender baratijas a los visitantes incautos)

Museo Mercedes

Muy cerca del museo Mercedes está el Stadium Daimler, uno de los escenarios de las contiendas mundialistas. Guardias de seguirdad ya están ahi rodeando y verificando que todo está en orden. Y es que todo tiene que salir perfecto no?

Pero bueno, ye es suficiente con esto del fútbol. En todo caso no fui a Stuttgart por el fútbol.

I went down to the crossroads

Robert Johnson es el nombre de quien hoy es reconocido como el bluesman mas influyente de la historia. Como muchos artistas que van más allá del contexto cultural en que viven, Robert Johnson no conoció la fama en vida. Murió en 1938 llevando una vida acelerada y grabando apenas unas decenas de blues minimalistas que quedarían olvidados en los baúles durante algunas décadas. Algunas de las canciones que sobrevieron en los baúles, como Come on in my kitchen, Travelling Riverside Blues o Cross Roads Blues, llegarían a manos de nuevas generaciones de músicos que retomarían la inspiración del Delta Blues en los 60s. A Robert Johnson la celebridad llegaría post-mortem y sería aprovechada por otros individuos cuyos nombres pueden ser mas fácilmente reconocidos por la muchedumbre: Keith Richards y Brian Jones de los Stones, Jimmy Page, Jack Bruce o por supuesto Eric Clapton.

Clapton, declarado admirador de Robert Johnson está de gira en europa promocionando su útlimo disco Back Home. Fue entonces conveniente coincidir con él en la sureña ciudad germana de Stuttgart y disfrutar un poco del polifacético británico que ha estado en los momentos y lugares claves de la historia de la música popular occidental.

Abriendo como telonero estuvo Robert Cray y su banda, a fuerza de grooves y funk mezclados con una guitarra y teclados excepcionales. Excelente warm-up para luego ver entrar a quien es uno de los grandes referentes musicales de todos los tiempos.

Clapton empezó a abrirse espacio con John Mayall & the Bluesbreakers en los 60s, despertando la admiración de los grafiteros que sin temor escribían "Clapton is God" en los muros de Londres. Luego pasó a trabajar con los Yardbirds, aunque no duró mucho por negarse a separarse de sus orígenes blueseros. La ultrafama llegaría con Cream, acompañada de las tentaciones de la celebridad e innumerables disputas que destriparían la banda en apenas 2 años y medio. Luego Clapton se escondería bajo otros proyectos, todos de corta duración: Blind Faith, Derek & The Dominos, Delaney & Bonnie, y una infinidad de colaboraciones (Harrison, Lennon, Preston, etc). Luego se establecería como solista en los 70s, pasando por algunos olvidables episodios en los 80s hasta su regreso en 89 con Journeyman. A partir de entonces probó pop, blues puro, rock and roll, acústicas, incluso colaboraciones en funk. Pero a fin de cuentas Clapton es un bluesman, y eso se nota en el escenario. Hoy probablemente solo McCartney o Dylan llevan una carga histórica superior a la suya, así que hay que aplaudir.

EC entró con una fácil, Pretending, uno de esos movimientos pop bastate accesibles. Con la impresionante banda que tenía atrás no podían haber problemas. Dos guitarras de soporte, bajo, batería, un trío de brass por si acaso, 2 teclados y coristas. Durante la noche puso a consideración del público algo de su nuevo álbum Back Home: So Tired y la canción homónima Back home, una acústica muy bien elaborada. Algunas escondidas canciones como Everybody oughta make a change, Motherless Children y el fantástico blues de Robert Johnson Little queen of spades también tuvieron su lugar.

También -y para mi enorme satisfacción- regresó a las épocas de Derek & The Dominos con Got to get better in a Little While, la acústica I am Yours, Nobody Knows You e impredeciblemente Why does love got to be so sad.

Una mención especial merece Let It Rain, rescatada del primer álbum solo de Clapton (de hace unos 36 años mas o menos). Es una sensación especial ver relucir canciones que han pasado tanto tiempo olvidadas.

Y por supuesto también estuvo presente la serie de ultraclásicas: Old Love, Running on faith, After Midnight, Wonderful tonight, Layla (con solo final incluído) y la canción de JJ Cale -Cocaine- que hoy parece que pasó a manos de Clapton por usucapión.

Para terminar de reventar la noche salieron Calpton y Robert Cray en los encores con una versión a duo de Crossroads, la legendaria versión claptoniana de Cross Road Blues de Robert Johnson. Las malas lenguas dicen que la canción es una referencia a un supuesto pacto que hizo Johnson con el mismísimo diablo en un cruce de caminos. A cambio de su alma, Johnson recibió inigualables cualidades musicales... Pacto o no pacto la canción identifica a Clapton y es la mejor forma de cerrar su presentación.

Alguien suspicaz puede darse cuenta que prácticamente no hubo nada de la era Cream, pero esa es otra historia, y en este caso es mejor no mezclar...

6.03.2006

EPFL + MIT = requiem

Si. LA EPFL y el MIT colaboran estrechamente. Pero no se trata de liderar una revolución tecnológica. No, tampoco intercambios en los laboratorios. No, no es para hacer conferencias conjuntas. No, no es para organizar parrilladas conjuntas.

Se trata de una alianza musical :) El coro de la UNIL y la EPFL se ha presentado de manera conjunta con el coro del MIT en la mismísima catedral de Lausanne. Con el soporte de la orquesta Sinfonietta y la presencia de Moritz Leuenberger (el presi de la Confederación Helvética) los dos coros vendieron una espléndida interpretación de Ein Deutches Requiem de Brahms.

Ejecutada en el ambiente eclesiástico adecuado colmado de gentes casi tan diversas como las que conforman el coro, la pieza es remarcable por diferentes motivos. Uno de ellos es el hecho que antes que un intento por llorar religiosamente a los muertos es una oda de reconfortamiento para los vivos. De hecho la obra rompe con la liturgia tradicional de los requiems "clásicos". Otro elemento que resalta es el idioma germano en lugar del monástico latin (es decir que no hay lacrimosa ni nada de lo habitual). Por cierto me pregunto cuantos de los ejecutantes entonaban el canto en su propia lengua...

Es bueno saber que alguien destina tiempo - y por supuesto dinero- a este tipo de cosas, en momentos en los que parece ser mas importante estar prendido de una tonta computadora posteando en un tonto blog ;)