7.23.2006

Teenage Wasteland

Cerca de la media noche y la turba en la arena de Paléo perdía la paciencia. Con la llegada de la noche el calor era por lo menos aguantable aunque la presión corporal era permanente. De pronto un pelotón de fotógrafos salió de un improvisado escondite bajo la tarima. Señal inequívoca de que todo comenzaría pronto. Ante la ausencia de los músicos las cámaras apuntaban a los cuerpos húmedos y sucios de los fanáticos que aullaban y brincaban intentando atraer los lentes.
Enseguida las luces se apagaron y se escuchó un coro multitudinario: WHO WHO WHO WHO ....

Y en eso salen de las sombras dos figuras extrañas. Dos señores, nacidos hace mas de 60 años, se proponen despertar la locura de miles y miles de chamacos y chamacas que confían en que la rebeldía de cierta gente no se desvanece conforme la arena pasa de un lado del reloj al otro. Pete Townshend y Roger Daltrey están al frente y no disimulan el efecto acrónico: "We come frome another place, from another time, before you were born!"

Esa introducción de Pete Townshend es lo único que se escucha antes que estalle el riff de I Can't Explain, que a pesar de la infantil simplicidad sigue siendo efectivo. Han pasado más de 40 años desde que I Can't Explain fue creada y la siguen tocando.
A modo de no arriesgarse mucho, y más aun trantándose de una muchchada que ve a los 60s a la misma distancia que los israelitas a la tierra prometida, The Who procuró lanzar a las tablas lo más conocido de su extendida carrera. Muy buena decisión. Porque luego vino The Seeker, Anyway, Anyhow, Anywhere, con la improvisación final en una versión extendida y mejorada.

Luego vinieron algunas novedades, sucede que The Who lanzará un álbum por primera vez en mas de 20 años y quisieron dar un adelanto. Por supuesto que ahora que no queda nada más que la mitad del grupo, se han perdido elementos que eran la escencia de The Who. John Entwistle y Keith Moon marcaron como muy pocos el rol de "sección rítmica" del Rock n' Roll. No es extraño que sean considerados casi por unanimidad como influencias esenciales en cada uno de sus respectivos instrumentos. Pero bueno, ya no están aquí y tienen que ser reemplazados. Un reemplazante a destacar es el efeiciente Zak Starkey, que no decepciona a los admiradores de Keith Moon. Y tal vez como homenaje a Moon, el dúo sobreviviente sacó de la manga el recursivo tema Who Are You, último éxito con el controvertido y lunático baterista.

Siguiendo con la seguidilla de hiperéxitos, Roger Daltrey se exigió al máximo para reproducir la pieza final y culminante de la rock-ópera Quadrophoenia: Love Reign O'er Me, imposible de ejecutar para los simples mortales. A continuación, Daltrey se puso la guitarra al hombro para mostrar que también tiene algunas habilidades en los instrumentos y sorprendió a más de un incauto al entonar la versión correcta de Behind Blue Eyes. Le especie de "bridge" de Behind Blue Eyes sirvió para que Townshend mostrara sus habilidades atléticas incluyendo algunos de sus característicos saltos, molinos, y otras acrobacias.

Toda esa energía no podía ser desperdiciada y el particular ritmo de los synths de Baba O'Riley sacudieron la escena. Más windmills de Pete Townshend solo podían ser respondidos con los malabarismos que Roger Daltrey aun puede hacer sin dificultad alguna con el micrófono... "It's all wasted!!!"; y el mítico Grand Finale cuyo violín fuereemplazado por un solo de harmónica de Daltrey...
E inmediatamente luego, vino el ritmo creciente del himno mayor de los 60s, que sobrepasó la generación del Swinging London y perdió un lugar en el tiempo. Ahora es MY Generation, y se aplica a veteranos como a novatos con la única condición de mostrar la semilla del inconformismo. Y finalmente para terminar con los explosivos: Won't Get Fooled Again, sagrada pieza cuya única falta es ser potencial causa de sordera en los fieles que la escuchan.

Claro que un concierto no es serio si no hay encores, y The Who tienen experiencia de décadas en ello. Así que el antiquísimo Substitute rompió el silencio, para ser seguido de un extracto de la ópera-rock Tommy: Pinball Wizard/Amazing Journey/Sparks y por supuesto el final de finales de finales del mundo de los finales: See Me Feel Me:

Listening to you, I get the music...

Eso fue todo, las luces se apagaron y The Who nos abandonaba: volvía a su tierra y a su tiempo

7.22.2006

Paléo, la folie

Nyon, una villa -perdón, ciudad- en plena costa lemanica entre Lausanne y Ginebra, sale del anonimato cada año en temporada de infierno, gracias al festival de música más grande de la nación helvética: Paléo Nyon Festival.

La zona de L'Asse alberga un impresionante campus en el que durante 6 días conviven pop, rock, reggae, folk y quizá algún impensable intruso. Los espacios no faltan: La "Grande Scène", una arena digna de conciertos épicos; las carpas gigantes de Le Chapiteau Le Dôme y Le Club Tent para eventos de dimensiones menos exageradas y La Crique para los espectáculos que requieren algo más de intimidad.

Y entre escenario y escenario, un ejército de comercios que se encargan de curar el hambre y resucitar a los 200 mil sedientos espectadores que llegan de todas partes. En la zona de camping se instalan los más fieles, seguramente esperando que una semana viviendo en medio de la música les podrá lavar y enjuagar la mente. Es tal vez una forma de revivir la fantasía de Monterey, Woodstock y Isle of Wight.

Grupos locales y monstruos internacionales tienen cabida en Paléo. Inclusive hay algo de espacio para artistas como Goran Bregovic y su banda de "Matrimonios y Funerales" que trata de aproximar la música balcánica al público ignorante. Ignorante porque seguramente ignoraba la existencia de un estilo tan particular como el de Bregovic, que trae a Serbia, Bosnia y Macedonia al escenario, al mismo tiempo que acompaña con acordes de su guitarra eléctrica. Probablemente las referencias más cercanas para la masa de 30 mil personas que lo escuchaban en La Grande Scène eran aquellas de sus trabajos con el cineasta Emir Kusturica. Pero todo eso poco importa cuando el ritmo reventado de "Kalashnikov" resuena. Aparte de la no despreciable cantidad de serbo croatas que viven en Suiza, probablemente nadie entendía una palabra pero podía igualmente disfrutar un poco del eclecticismo de Bregovic.





















La música francófona también tiene su lugar en Paléo, no podía ser de otra manera. Louise Attaque es una de esas formaciones que construye su éxito en base a música sólida e inteligente. Provistos de un violinista que le da un toque particular al power-trio, Louise Attaque apuesta por un rock seguro, y aprovecha de la popularidad de Ton invitation, Lea, Je t'emmène au vent, que pronto van a cumplir una década en las estaciones de radio. Mientras Louise Attaque se desenvuelve en el escenario, la arena hace su propio show. Un mar de cabezas y brazos levantados, griterío descomunal y clima de horno. Los que no aguantan la sofocación son evacuados, otros toman en serio la metáfora del mar de personas y hacen el más puro stage-diving. Los espectadores de primera línea sufren las consecuencias y son aplastados por la marea que va y viene continuamente. Así pagan el derecho de ver cara a cara a los artistas, y reciben una remuneración adicional en forma de chorros de agua fría que por piedad les lanzan los efectivos de seguridad.

Así transcurren los días en Paléo, conciertos que duran hasta las 3 de la mañana, miles de visitantes y miles de anécdotas. Y por supuesto cada noche la corona uno de los "tête d'affiche" del festival. A veces Paléo tiene el placer de presentar a tiranosaurios del rock.

7.17.2006

Miss...

Miss Canada:

Nombre: Stella Lindy
Origen: Arthabaska, Quebec
Edad: 7 años
Peso: 600 kg.
Grasa(leche): 4.5%
Producción: 7000 litros/año
Raza: Holstein
Color: Blaco/Manchas negras

7.01.2006

Bonzo's Montreux

Montreux ha sido una especie de refugio para músicos de todo el planeta desde hace décadas. Algunos buscan reposo, otros un ambiente distendido para grabar un álbum encendido. Led Zeppelín, Queen, Deep Purple y cuántos otros han dejado huella en ésta minúscula villa lemánica.

Pero desde hace 40 años un evento particular hace de esta ciudad la capital de la música. El Montreux Jazz Festival engaña al público con un nombre que señala solamente uno de los incontables géneros que tienen cabida en sus escenarios. Algunos pueden hablar de tergiversación pero en realidad las fronteras y clasificaciones que establecen los expertos están hechas para ser descuartizadas por los músicos. Es así que en Montreux, mientras en el auditorio Stravinsky se escucha Delta Blues, en el Casino puede estar en gestación una improvisación del más enérgico jazz; y al mismo tiempo en otra sala se pueden escuchar los más sutiles ritmos brasileños.

Este año, aparte del acostumbrado menú repleto de estrellas, Montreux rinde homenaje a Atlantic Records y a su fundador Ahmet Ertegun, a 60 años de la fundación de su compañía discográfica. Por qué Atlantic Records? La historia es larga, pero en resumen Atlantic fue una de las pioneras en dar espacio a la Black Music. A fines de los 40, no cualquiera apostaba a promocionar la música de un sector discriminado y relegado, intentando no solamente difundir nuevas tendencias sino ampliar audiencias y sin duda obtener réditos. Las producciones se limitaban en esencia al Jazz y R&B originalmente, con leyendas como John Coltrane o Charles Mingus. O Ray Charles y Ben E. King. O posteriormente Aretha Franklin.

Aretha Franklin en Montreux (1971)


Pero con el tiempo Atlantic amplió su catálogo, incluyendo a británicos de peso completo como Cream, Led Zeppelín o Yes. Y Mr. Ahmet Ertegun fue testigo y protagonista de todo eso. Alguna gente tiene el privilegio de estar en los momentos y lugares precisos.


Rory Gallagher en Montreux (1975)


Ahmet Ertegun sobre el escenario junto al organizador del festival, Calude Nobs.

La única manera de honrar a Ertegun de manera efectiva, era a través de la música. Con 83 años encima, Ertegun es aún exigente y no aceptaría cualquier cosa como regalo. Y es así que la organización del Festival procuró tener en escena a una constelación de artistas que hicieron historia junto a Atlantic. Con una sección rítmica de lujo (expertos de esos que pueden tocar cualquier cosa que les pidan: The Soul Survivors), Les McCann y George Duke contaron un poco de la historia del R&B a través de su música. Luego se aprestaron para recibir al mismísimo Ben E. King que trajo a flote algunos de los antiquísimos éxitos que hicieron famoso su nombre: “Spanish Harlem”, “Save the last dance for me” y la ultra infaltable “Stand By Me”, repopularizada por Lennon hace unos 30 años.

Pero eso no era todo, así que se preparó un trono (literal) en el que se acomodó Solomon Burke, probablemente la mejor voz de la noche y uno de los mejores ejemplos de lo que puede hacer la escuela del gospel. Pero Burke y su carisma no podían ser seguidos de cualquier cosa así que entró en escena Chaka Khan, rindiendo homenaje a otra superestrella de Atlantic: Aretha Franklin. Inmaculadas versiones de “Natural Woman” y “Respect”, representando la cúspide del Soul y R&B.

Con Nile Rodgers y su banda como apoyo, apareció Stevie Nicks, conocida entre otras cosas por su trabajo en Fleetwood Mac. Luego de ejecutar su clásica “Dreams”, se permitió un cover de la bandera hippie “Woodstock” de Joni Mitchell, aunque en la electrificada versión de Stephen Stills (aquella con CSN&Y). Pero Nicks decidió no hacer los coros de “Woodstock” en solitario así que solicitó la colaboración de Kid Rock, que entró en escena para descompaginar un poco.Y sucede que luego Kid Rock tomó la posta con una canción digerible por el público, “Picture”, una lenta que originalmente grabó a dúo con Sheryl Crow. Pero luego comenzó a rapear sin escatimar groserías, para luego mostrar sus “habilidades” rayando discos montado sobre la mesa de los platos. Las cosas se apaciguaron un poco con la salida de Kid Rock, que coincidía con la entrada de alguno que otro espectador que no pudo aguantar sus extravaganzas.

Steve Winwood trajo un poco de nostalgia interpretando “Georgia On My Mind”, solo junto a sus teclados. Winwood hizo luego una pequeña demostración de sus dotes de guitarrista. Bueno, a fin de cuentas Steve Winwood es uno de esos raros superdotados de la música, que se ha topado con todos aquellos con los que hay que toparse. Colaboraciones con Hendrix, Joe Cocker o George Harrison que hicieron historia. O su trabajo protagónico con Spencer Davis Group, con Clapton y Ginger Baker en Blind Faith; y por supuesto en Traffic. La versión de “Can’t Find My Way Home” trajo a la mente el único álbum del supergrupo Blind Faith, destinado a evaporarse rápido por el exceso de talento y de ego concentrados.

Finalmente y para dar por terminada la lista de invitados interestelares, entró Robert Plant. Si, el mismo que junto a Page, Jones y Bonham se apoderó de los 70s al ritmo de “Whole Lotta Love” y “Heartbreaker”. Hoy Plant ya no es el mismo vocalista de maneras particulares y voz imposible que hacía explotar estadios repletos. Para las nuevas generaciones es tal vez un viejo extraño que de algún modo aún es capaz de producir energía en base a su sólida performance vocal. Aparentemente divorciado de Led Zeppelín por lo menos por esa noche, Plant lanzó al aire el viejo y seguro Rock n’ Roll que es antiguo hasta para él. “I Got A Woman” es un ejemplo que ahorra mayores explicaciones. Robert Plant merece ser aplaudido de pie.

Robert Plant en Montreux (1993)


En seguida, y casi como tributo a Plant y Led Zeppelín, Stevie Nicks reapareció con Kid Rock para una versión bastante fiel del himno “Rock N’ Roll”, con el que Led Zep seguramente intentó en 1971 sintetizar el género. En ésta ocasión Kid Rock se propuso portarse bien y limitarse a tocar guitarra, a fin de no crear mayores controversias y complacer al público.

Para finalizar, Nile Rodgers se propuso poner a disposición su funk accesible y cercano al disco de finales de los 70, para satisfacción de una gran parte del veterano público. Pero en un momento dado todos los artistas invitados aparecieron sobre el escenario, así que sobrevino una sesión de jamming del más impensado. En efecto este tipo de tributos incluyen la posibilidad de tener al mismo tiempo a exponentes musicales hiperdiversos: George Duke y Steve Winwood haciendo dúo en teclados, Nile Rodgers funkeando con su guitarra blanca, Kid Rock y Stevie Nicks haciendo coro con Robert Plant. Incluso en un momento dado el mismísimo Ahmet Ertegun aterrizó sobre el escenario coreando el funk de los 70s.

La improvisada sesión de jamming en vivo se salió del horario de programa y la fiesta en Montreux se extendió hasta la madrugada. Y aún quedan 2 semanas de festival, con más estrellas por llegar: Sting, Santana, Van Morrison, Bryan Adams, Tracy Chapman, Deep Purple…

Montreux se puede dar esos lujos, afortunadamente.