8.30.2009

réveille-toi Madrid
















Hoy la ciudad es complaciente conmigo. Duerme poco y me acompaña en el desvelo. Parece inerte y fría pero en unos momentos saldrán hormigas de todos sus huecos y cubrirán las calles y plazas que aun se ven desiertas.
Quiero que me hagas compañía el día de hoy. Se que me harás ese favor, a pesar de todo. Préstame un poco de tu ruido y de tu gente. Hazme probar tus colores y tus calles. Muéstrame un poco de la vida que albergas. Esa vida que está naciendo con el sol que poco a poco extingue la noche.

8.05.2009

Cuenca

Konka, así llamaban los árabes a la fortaleza que construyeron entre los ríos Júcar y Huécar allá por el octavo siglo. Lo que comenzó como puesto militar rápidamente se convirtió en ciudad, uno de los mas bellos ejemplares de ciudad fortificada en la meseta española.

El tiempo y la reconquista cristiana han dejado en Cuenca elementos que se entremezclan perfectamente con la peculiar geografía conquense. Es un angosto peñón en el que cuelgan y trepan casas antiquisimas. Roban centímetros a las piedras y crean arroyos de empedrado que se convierten en los senderos que suben hasta la catedral.

La Catedral: inconclusa pero magnífica, retocada muchísimas veces y seguramente esperando a que algún día alguien le de nuevos toques. Gótica en esencia y de nacimiento, contrasta con las casas alrededor, que tan delgadas y humildes le hacen reverencia cada mañana en la Plaza Mayor. Cuenca está plagada de iglesias, como la de San Pedro o San Miguel, y conventos y hasta un seminario. Es una ciudad que transpira historia en el calor inclemente del verano.

Desde el puente de San Pablo se pueden ver las Casas Colgadas, que están por siglos a punto de suicidarse lanzandose al vacío. Ahora la gente prefiere descender y vivir en la ciudad baja. Ahora ya no somos tan locos como en los tiempos medievales y apenas imaginamos q tal vez fue la necesidad que movió a construir un mosaico urbano como el que nos deleita en el casco antiguo.















Las casas en Cuenca empapelan el paisaje inverosímil de una ciudad montada en unos peñascos, que ya tomaron cariño a esta ciudad de fantasía que no se borra de la geografía extraña que la cobija, ni del recuerdo de los afortunados que la visitan.