9.16.2006

Campo Dei Miracoli

Tal vez nadie discute la tradición de Venecia o Génova como potencias marítimas, y su notable influencia sobre el mediterráneo. Pero hubo una vez un rival temible para ambas, en épocas medievales que nuestra historia aún rememora.

Pisa, al contrario que muchas ciudades, recuerda sus días de gloria en aquellos tiempos en los que Gutemberg aún no había dejado su marca. Tiempos en los que el salvajismo animal de la conquista podía estar del brazo del credo, y la sabiduría dormía en los rincones de los conventos. Unida al Tirreno por el Arno, Pisa supo abrirse espacios gracias a favores papales y efímeras y traicioneras alianzas con sus vecinos. Unida a Génova contra un enemigo común (los Sarracenos), Pisa llegó a tomar el control de Sicilia y Córcega, con todos los tesoros incluidos. El saqueo fructífero a los Sarracenos y posteriormente a los Bizantinos durante las cruzadas, trajo a Pisa demasiado poder y demasiada fortuna, que debía ser transmutada en monumentos que intimidaran y opacaran a cualquier rival. Pero como en tiempos de cruzadas la excusa eclesiástica era inobjetable, Pisa se regaló el Campo dei Miracoli.

Sobre una planicie verde, en las proximidades de los muros de la ciudad, se levantó el conjunto arquitectónico medieval más importante de Europa Occidental. Comenzando por la distintiva y romanesca Catedral de Pisa. Cubierta de mármol y piedra blanquecina, protegida por masivos portones de bronce, ostenta una espectacular fachada frontal con 3 pisos de columnatas minuciosamente trabajadas. El interior no es menos impresionante. A los lados enormes lienzos claroscuristas cubren las paredes, reemplazando los trabajos medievales originales perdidos en las eventualidades. Al fondo, un mosaico monumental retrata un Cristo casi bizantino, rodeado de Juan y María. El techado, plano y recubierto de moldeados dorados con el escudo toscano, corona el edificio.

Frente a la Catedral está el Baptisterio, un edificio cilíndrico cubierto de una cúpula inmensa. Si bien es un baptisterio románico, tiene una serie de aditamentos típicamente góticos en el duomo. El interior es austero, casi vacío, lo que da una sensación de espacio sobrecogedor.








Detrás de la catedral, caprichosamente inclinada, está la Torre. No requiere mucha introducción, su forma cilíndrica y encolumnada es tan reconocible como La Estatua de La Libertad o la Eiffel. El primer piso, acabado en finísimo mármol, parece apenas estrenado, ya son 800 años y sigue reluciente, soportando el peso de un mito bizarro de la arquitectura. Los cerca de 300 escalones han visto tantos pies que hoy están completamente deformados, casi perforados. La inclinación es evidente a medida que se suben los más de 50 metros del campanario. Pero supuestamente los últimos trabajos garantizan 300 años de estabilidad inclinada. Desde la cima, una vista privilegiada de Pisa y del Camposanto.

Se dice que los cruzados trajeron tierra del Gólgota a Pisa para el Camposanto. Tal vez sea un cuento, pero lo que si trajeron fue un botín capaz de pagar uno de los cementerios más remarcables de la historia. Las tumbas descansan bajo una interminable serie de arcadas que cierran un espacio rectangular tapizado de césped. Frescos y esculturas completan la fastuosa morada de los inquilinos eternos.

El fin de la Edad Media acabaría con el esplendor pisano. Derrotada sucesivamente por venecianos y genoveses, conquistada por los Florentinos, alejada del Tirreno por los caprichos del Arno, Pisa se refugiaría –lúcida y orgullosa- en el recuerdo imperecedero morador del Campo dei Miracoli.

3 commentaires:

Chambras a dit…

Muy buenas fotos oie, se nota que hay buena cámara ;) o es el fotografo??.

Muy lindos lugares estoy aprendiendo mas que en cole creo xD

Alexey a dit…

Fascinante recuento de las luchas de poder de aquella época. Hubiera disfrutado más mi estancia en ese lugar con un fondo histórico.

Hablando del botín de los cruzados, Umberto Eco cuenta en un libro como los cruzados se batían para obtener reliquias (huesos de santo). Pues las ciudades que las alojarían se volverían ricas a causa de la peregrinación que seguiría. Algo así como un turismo medieval. Más interesante aún, esto provocó una fiebre de fabricación de reliquías, por lo que muchas de las que los cruzados trajeron son seguro falsas.

Anonyme a dit…

si, interesante eso de las reliquias. En la catedral de Pisa hay un cuerpo entero de un santo en exhibición. Hasta hace unos 150 años era normal encontrar esos huesos cubiertos de joyas y vestimenta de seda, encima de los altares de la iglesias europeas. Vi en los museos algunas reconstrucciones de esos reliquarios. Sencillamente macabro.