11.26.2006

el refrito

Las insanas semanas que han pasado habrían acabado conmigo si no fuera por uno u otro orificio que logré encontrar entre los viernes y los lunes. Y así sucedió el anterior viernes, que me vio aterrizando una vez más en barcelona, junto al mediterráneo que hace soportable el otoño.

El punto de encuentro era en las afueras del Barcelona Teatre Musical, lugar dónde nos dieron las instrucciones y salvoconductos necesarios para infiltrarnos. Una vez adentro el daño ya estaba hecho.........................

Los aplausos del público -desbordante de latinos- recibieron a los salmos sectarios del Sendero de Warren Sánchez. Versículo LIX...
A pesar de los mil años que han pasado, el conjunto de instrumentos informales sigue presentándose en el mundo hispano en aforo lleno y éxito seguro. Si a la salida del teatro no se encuentra el libro 'Warren tiene todas la respuestas', en su lugar hay colecciones de DVDs de estos 5 (otrora 6 o 7) músicos que relatan 40 años de historia de absurdas genialidades.

les luthiers no podría ser sin Marcos Mundstock saliendo al medio del escenario, con el folder rojo en mano y el mirófono por delante. Ahora relata las aventuras del 7mo regimiento en Corea...
Con el bass pipe como cañón y la trompeta como casco de guerra les luthiers bombardean de nuevo.

Y en seguida presentan (je, en españa) la célebre Cantata del Adelantado Don Rodrigo díaz de Carreras..... cómo para recitarla de memoria e incluso detectar esos pequeños cambios y/o/u omisiones que se dan el gusto de hacer. Como por ejemplo el forzoso cambio del retirado Ernesto Acher por Carlos Nuñez en el papel de don Rodrigo.
Tolderías, come chingones, arullos puneños, canciones incantables, achicoria... todo el arsenal de la conquista ficticia que paradójicamente se hace tangible en una noche catalana.

San Ictícola, en una versión más encedida que cualquiera que se encuentre en DVD, permite a Jorge Maronna introducirse en un barril convertido en contrabajo y dirigirse a su comparsa de feligreses. Aunque sea en vano: "¡Veinte años que venimos a esta roca podrida a rezarle al muñequito!"

Y por supuesto tiene que haber un espacio para mostrar en pleno la virtuosidad y la amplia gama de instrumentos informales que le da sentido al nombre del grupo. 'Pepper Clemens' del único y célebre Johan Sebastian Mastropiero, es la excusa ideal. al ritmo del singular bass pipe de Daniel Rabinovich, Carlo López, Maronna y Nuñez hacen un trío de violines de lata, trío de flautas de pan hechas con tubos de ensayo, piano a 6 manos, coros y por supuesto trío de tablas de lavar con dedales.....un jazz más que particular.

Luego de una exquisita 'Quien conociera a María amaría a María', les luthiers cerraron con La Hora de la Nostalgia, con la presencia exclusiva del gran José Duval, célebre cantante de Music Hall...

Pero la gentileza del quinteto es tan grande que no renuncian al ya característico número 'fuera de programa'. Lopez Puccio Y Jorge Maronna rapean la degeneración de 'los jóvenes de hoy en día'.

un saludo a los 40 años de un noble oficio que, bajo el escudo de construcción de istrumentos informales, se encarga de mostrarnos el lado sonriente de las cosas. :)

11.11.2006

Living in The Material World

La década de los 70s fue escenario para marchas fúnebres consecutivas de las constelaciones sesenteras. Pero no se trató de una aniquilación repentina, producto de un meteoro gigante y arrasador. No. Fue muerte lenta y dolorosa, a veces en condiciones humillantes. Claro que en la farándula existen las aves fénix, que esperan el momento oportuno para el contra-ataque.

Un caso singular fue aquel de George Harrison, parte del trípode que sostuvo a la mayor banda de la historia. Su primer intento serio en solitario 'All things must pass' enmudecería a todos quienes antes habían criticado su previo silencio. El triple álbum no solo significó un éxito comercial sino musical. Una verdadera fiesta en la que participaban Clapton, los Dominos, el infaltable Ringo, Billy Preston, el fantasma de Klaus Voorman y Dave Mason. Todos bajo la batuta de un inspirado Harrison y la máquina spectoriana de producción.

Esa movida arriesgada pero felizmente efectiva del reservado ex-beatle fue seguida de un mega concierto que no hizo más que consolidar el momentum de su música. Obviamente me refiero a la presentación en el Madison Square Garden, cuya recaudación y posteriores ventas de soundtrack y film se dirigirían a obras de beneficencia (léase Concierto de Bangladesh). Oportunidad única de ver volver a George sobre la tarima luego de la controvertida renuncia de los fab-four a los escenarios en 1966. Y no solo eso: escoltado por Ringo y Jim Keltner en bata, siempre Klaus en bajo, Leon Russell y Billy Preston en teclas, Clapton con la viola y Bob Dylan como arma secreta (sacado del ostracismo, quién sabe cómo..).

Pero Harrison no era un rock-star cualquiera. La ultrafama le traía a la mente el torbellino de la beatlemanía. Esa esclavitud mediática y acoso permanente que había vivido y no quería ni recordar. Y es así que fiel a su persona, George hace en 1973 un álbum espiritual, casi religioso, con nula vocación comercial pero armado sobre un pedestal músical envidiablemente sólido.

Con el colchón de sus habituales colaboradores, Ringo, Jim Keltner, Gary Wright, Jim horn, Klaus Voorman y Nicky Hopkins; Harrison lanzó 'Living In The Material World'. Si bien el título parece evocar la inmundicia de nuestro apego a los placeres mundanos, George concibe el Mundo Material simplemente como ésta realidad en la que nos movemos día tras día. Pasamos nuestros días en este mundo, nos llevamos comida a la boca y trabajamos y dormimos y y nos partimos la espalda durante los escasos momentos que dura la vida. Pero existe ese mundo espiritual, oculto y casi ajeno, por lo menos en el mensaje estampado en los tracks que componen el álbum.

A pesar de abordar temas poco atrayentes a la masa adolescente, el álbum tuvo una buena aceptación e incluso obtuvo un #1 con el single 'Give Me Love'. Con una producción menos pomposa que la spectoriana, 'Give Me Love' indica el tono de todo el álbum: refelxivo, melódico e inundado de una sencillez y simplicidad que encuentran explicación en la personalidad de la mente maestra del Dark Horse.

En la solidez y coherencia de éste álbum se pueden encontrar algunas gemas perdidas que obviamente han quedado lejos de la miopía radial. Como 'Sue Me Sue You Blues' y la parodia de las batallas legales entre los ex-fab. O 'Be Here Now' que parece grabado en la mente de un practicante de meditación trascendental. La progresión de acordes de 'The Light That Has Lighted The World' es otro ejemplo de humildad musical que irradia más fuerza que cualquier virtuosismo. Todo eso contrarestado con la canción homónima al álbum y "The Lord Loves The One" y la efectiva combinación de rock y horns del apropiadamente bautizado Jim Horn. La re-edición del disco (una gentileza de Olivia Harrison en este 2006) incluye dos bonus para el deleite. Los B-sides 'Deep Blue' y 'Miss O'Dell' que hasta ahora se conseguían solamente en bootlegs, se acoplan perfectamente al resto del álbum y dejar salir un poco del buen y característico humor harrisoniano.

Probablemente sea la sinceridad de George que llama la atención de nuestros oídos, que se despiertan al escuchar la voz de quien trataba de encontrar un puente de coherencia entre su ser y la maquinaria de la música, all those years ago.