7.01.2006

Bonzo's Montreux

Montreux ha sido una especie de refugio para músicos de todo el planeta desde hace décadas. Algunos buscan reposo, otros un ambiente distendido para grabar un álbum encendido. Led Zeppelín, Queen, Deep Purple y cuántos otros han dejado huella en ésta minúscula villa lemánica.

Pero desde hace 40 años un evento particular hace de esta ciudad la capital de la música. El Montreux Jazz Festival engaña al público con un nombre que señala solamente uno de los incontables géneros que tienen cabida en sus escenarios. Algunos pueden hablar de tergiversación pero en realidad las fronteras y clasificaciones que establecen los expertos están hechas para ser descuartizadas por los músicos. Es así que en Montreux, mientras en el auditorio Stravinsky se escucha Delta Blues, en el Casino puede estar en gestación una improvisación del más enérgico jazz; y al mismo tiempo en otra sala se pueden escuchar los más sutiles ritmos brasileños.

Este año, aparte del acostumbrado menú repleto de estrellas, Montreux rinde homenaje a Atlantic Records y a su fundador Ahmet Ertegun, a 60 años de la fundación de su compañía discográfica. Por qué Atlantic Records? La historia es larga, pero en resumen Atlantic fue una de las pioneras en dar espacio a la Black Music. A fines de los 40, no cualquiera apostaba a promocionar la música de un sector discriminado y relegado, intentando no solamente difundir nuevas tendencias sino ampliar audiencias y sin duda obtener réditos. Las producciones se limitaban en esencia al Jazz y R&B originalmente, con leyendas como John Coltrane o Charles Mingus. O Ray Charles y Ben E. King. O posteriormente Aretha Franklin.

Aretha Franklin en Montreux (1971)


Pero con el tiempo Atlantic amplió su catálogo, incluyendo a británicos de peso completo como Cream, Led Zeppelín o Yes. Y Mr. Ahmet Ertegun fue testigo y protagonista de todo eso. Alguna gente tiene el privilegio de estar en los momentos y lugares precisos.


Rory Gallagher en Montreux (1975)


Ahmet Ertegun sobre el escenario junto al organizador del festival, Calude Nobs.

La única manera de honrar a Ertegun de manera efectiva, era a través de la música. Con 83 años encima, Ertegun es aún exigente y no aceptaría cualquier cosa como regalo. Y es así que la organización del Festival procuró tener en escena a una constelación de artistas que hicieron historia junto a Atlantic. Con una sección rítmica de lujo (expertos de esos que pueden tocar cualquier cosa que les pidan: The Soul Survivors), Les McCann y George Duke contaron un poco de la historia del R&B a través de su música. Luego se aprestaron para recibir al mismísimo Ben E. King que trajo a flote algunos de los antiquísimos éxitos que hicieron famoso su nombre: “Spanish Harlem”, “Save the last dance for me” y la ultra infaltable “Stand By Me”, repopularizada por Lennon hace unos 30 años.

Pero eso no era todo, así que se preparó un trono (literal) en el que se acomodó Solomon Burke, probablemente la mejor voz de la noche y uno de los mejores ejemplos de lo que puede hacer la escuela del gospel. Pero Burke y su carisma no podían ser seguidos de cualquier cosa así que entró en escena Chaka Khan, rindiendo homenaje a otra superestrella de Atlantic: Aretha Franklin. Inmaculadas versiones de “Natural Woman” y “Respect”, representando la cúspide del Soul y R&B.

Con Nile Rodgers y su banda como apoyo, apareció Stevie Nicks, conocida entre otras cosas por su trabajo en Fleetwood Mac. Luego de ejecutar su clásica “Dreams”, se permitió un cover de la bandera hippie “Woodstock” de Joni Mitchell, aunque en la electrificada versión de Stephen Stills (aquella con CSN&Y). Pero Nicks decidió no hacer los coros de “Woodstock” en solitario así que solicitó la colaboración de Kid Rock, que entró en escena para descompaginar un poco.Y sucede que luego Kid Rock tomó la posta con una canción digerible por el público, “Picture”, una lenta que originalmente grabó a dúo con Sheryl Crow. Pero luego comenzó a rapear sin escatimar groserías, para luego mostrar sus “habilidades” rayando discos montado sobre la mesa de los platos. Las cosas se apaciguaron un poco con la salida de Kid Rock, que coincidía con la entrada de alguno que otro espectador que no pudo aguantar sus extravaganzas.

Steve Winwood trajo un poco de nostalgia interpretando “Georgia On My Mind”, solo junto a sus teclados. Winwood hizo luego una pequeña demostración de sus dotes de guitarrista. Bueno, a fin de cuentas Steve Winwood es uno de esos raros superdotados de la música, que se ha topado con todos aquellos con los que hay que toparse. Colaboraciones con Hendrix, Joe Cocker o George Harrison que hicieron historia. O su trabajo protagónico con Spencer Davis Group, con Clapton y Ginger Baker en Blind Faith; y por supuesto en Traffic. La versión de “Can’t Find My Way Home” trajo a la mente el único álbum del supergrupo Blind Faith, destinado a evaporarse rápido por el exceso de talento y de ego concentrados.

Finalmente y para dar por terminada la lista de invitados interestelares, entró Robert Plant. Si, el mismo que junto a Page, Jones y Bonham se apoderó de los 70s al ritmo de “Whole Lotta Love” y “Heartbreaker”. Hoy Plant ya no es el mismo vocalista de maneras particulares y voz imposible que hacía explotar estadios repletos. Para las nuevas generaciones es tal vez un viejo extraño que de algún modo aún es capaz de producir energía en base a su sólida performance vocal. Aparentemente divorciado de Led Zeppelín por lo menos por esa noche, Plant lanzó al aire el viejo y seguro Rock n’ Roll que es antiguo hasta para él. “I Got A Woman” es un ejemplo que ahorra mayores explicaciones. Robert Plant merece ser aplaudido de pie.

Robert Plant en Montreux (1993)


En seguida, y casi como tributo a Plant y Led Zeppelín, Stevie Nicks reapareció con Kid Rock para una versión bastante fiel del himno “Rock N’ Roll”, con el que Led Zep seguramente intentó en 1971 sintetizar el género. En ésta ocasión Kid Rock se propuso portarse bien y limitarse a tocar guitarra, a fin de no crear mayores controversias y complacer al público.

Para finalizar, Nile Rodgers se propuso poner a disposición su funk accesible y cercano al disco de finales de los 70, para satisfacción de una gran parte del veterano público. Pero en un momento dado todos los artistas invitados aparecieron sobre el escenario, así que sobrevino una sesión de jamming del más impensado. En efecto este tipo de tributos incluyen la posibilidad de tener al mismo tiempo a exponentes musicales hiperdiversos: George Duke y Steve Winwood haciendo dúo en teclados, Nile Rodgers funkeando con su guitarra blanca, Kid Rock y Stevie Nicks haciendo coro con Robert Plant. Incluso en un momento dado el mismísimo Ahmet Ertegun aterrizó sobre el escenario coreando el funk de los 70s.

La improvisada sesión de jamming en vivo se salió del horario de programa y la fiesta en Montreux se extendió hasta la madrugada. Y aún quedan 2 semanas de festival, con más estrellas por llegar: Sting, Santana, Van Morrison, Bryan Adams, Tracy Chapman, Deep Purple…

Montreux se puede dar esos lujos, afortunadamente.

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