7.22.2006

Paléo, la folie

Nyon, una villa -perdón, ciudad- en plena costa lemanica entre Lausanne y Ginebra, sale del anonimato cada año en temporada de infierno, gracias al festival de música más grande de la nación helvética: Paléo Nyon Festival.

La zona de L'Asse alberga un impresionante campus en el que durante 6 días conviven pop, rock, reggae, folk y quizá algún impensable intruso. Los espacios no faltan: La "Grande Scène", una arena digna de conciertos épicos; las carpas gigantes de Le Chapiteau Le Dôme y Le Club Tent para eventos de dimensiones menos exageradas y La Crique para los espectáculos que requieren algo más de intimidad.

Y entre escenario y escenario, un ejército de comercios que se encargan de curar el hambre y resucitar a los 200 mil sedientos espectadores que llegan de todas partes. En la zona de camping se instalan los más fieles, seguramente esperando que una semana viviendo en medio de la música les podrá lavar y enjuagar la mente. Es tal vez una forma de revivir la fantasía de Monterey, Woodstock y Isle of Wight.

Grupos locales y monstruos internacionales tienen cabida en Paléo. Inclusive hay algo de espacio para artistas como Goran Bregovic y su banda de "Matrimonios y Funerales" que trata de aproximar la música balcánica al público ignorante. Ignorante porque seguramente ignoraba la existencia de un estilo tan particular como el de Bregovic, que trae a Serbia, Bosnia y Macedonia al escenario, al mismo tiempo que acompaña con acordes de su guitarra eléctrica. Probablemente las referencias más cercanas para la masa de 30 mil personas que lo escuchaban en La Grande Scène eran aquellas de sus trabajos con el cineasta Emir Kusturica. Pero todo eso poco importa cuando el ritmo reventado de "Kalashnikov" resuena. Aparte de la no despreciable cantidad de serbo croatas que viven en Suiza, probablemente nadie entendía una palabra pero podía igualmente disfrutar un poco del eclecticismo de Bregovic.





















La música francófona también tiene su lugar en Paléo, no podía ser de otra manera. Louise Attaque es una de esas formaciones que construye su éxito en base a música sólida e inteligente. Provistos de un violinista que le da un toque particular al power-trio, Louise Attaque apuesta por un rock seguro, y aprovecha de la popularidad de Ton invitation, Lea, Je t'emmène au vent, que pronto van a cumplir una década en las estaciones de radio. Mientras Louise Attaque se desenvuelve en el escenario, la arena hace su propio show. Un mar de cabezas y brazos levantados, griterío descomunal y clima de horno. Los que no aguantan la sofocación son evacuados, otros toman en serio la metáfora del mar de personas y hacen el más puro stage-diving. Los espectadores de primera línea sufren las consecuencias y son aplastados por la marea que va y viene continuamente. Así pagan el derecho de ver cara a cara a los artistas, y reciben una remuneración adicional en forma de chorros de agua fría que por piedad les lanzan los efectivos de seguridad.

Así transcurren los días en Paléo, conciertos que duran hasta las 3 de la mañana, miles de visitantes y miles de anécdotas. Y por supuesto cada noche la corona uno de los "tête d'affiche" del festival. A veces Paléo tiene el placer de presentar a tiranosaurios del rock.

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