La manzana y la fiesta nacional
Primeros días de Agosto, siempre atados a recuerdos de banderas izadas e himnos entonados. Fervor cívico disimulado en un desfile y que luego es desfigurado bajo la mesa en la forma más vil.
Pero en las circunstancias actuales hablar de fiesta nacional en agosto tiene una doble connotación y un tinte rojo que poco tiene que ver con el comunismo. Rojo porque ese es el color que la tradición otorgó al estandarte del Cantón de Schwitz en la edad media. Así como sus pares de Uri y Unterwald, el cantón de Schwitz no era más que un conjunto de aldeas encaramadas en la montaña prealpina, poblado por paisanos de ruda reputación pero tradición hacendosa. Presionados por la ambición de los Habsburgo e indignados por la imposición de gobernadores, los paisanos necesitaban un líder suficientemente atrevido como para desafiar el poder invasor.
"Wilhelm Tell, paisano de Uri y notable tirador de ballesta, había ganado el respeto de toda la comarca por su lealtad, valor y altos principios. Pero Tell no veía con buenos ojos la presencia del gobernador invasor y un día, en presencia de todo el pueblo del Altdorf, se atervió a desafiar su autoridad. El gobernador, indignado e inmisericorde, conminó a Tell a disparar una flecha contra una manzana colocada sobre la cabeza de su propio hijo. Rehusar a ejecutar la sentencia significaba de todos modos la muerte de su hijo, así que Tell preparó 2 flechas; cargó una lentamente sobre su ballesta, tendió las cuerdas y rezó por su mejor tiro...y por supuesto la flecha fue directo al corazón de la manzana, para alivio suyo y consternación del pueblo que presenciaba el macabro acto. El gobernador no pudo ocultar su sorpresa ante la puntería olímpica de Tell, pero también sintió curiosidad por la segunda flecha que no había sido utilizada y quizo obtener una respuesta. Wilhelm Tell, aliviado por la suerte de su hijo pero aun herido en el orgullo, no pudo ocultar sus motivos. La segunda flecha era la de la venganza, en caso de una infortunada trayectoria de la primera. El gobernador, enloquecido por la insolencia de Tell, mandó su arresto inmediato en una barcaza. Pero nadie contaba con las habilidades de navegante y de escapista de Tell, quien no solo logró burlar a sus captores, sino que dio fin al régimen del gobernador, clavándole la segunda flecha con su mortífera ballesta."
Y así, bajo el ejemplo del valor de Tell, los representantes de Uri, Schwitz y Unterwald se reúnen en 1291 en la planicie de Grütli, y prestan el juramento solemne de unión perpétua delos tres cantones.
Wilhelm , Guillaume, Guillermo o Guichi Tell, probablemente jamás existió, y tal vez su leyenda es apenas un artificio que intenta generar una tradición helvética. Pero lo que nadie discute es que hace 700 años algo sucedió en los bosques de Uri, Schwitz y Unterwald, que movió a su gente a entablar lazos que persisten hasta hoy y que se refuerzan con cada agosto que pasa.
Es así que nació la Confederación Suiza, en manos de paisanos de los bosques insignificantes a los que nadie prestaba mucha atención, que un día descubrieron simplemente que la unión es la fuerza.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire