4.28.2006

God Save The Queen

Con el Thames como guía, procedí a deambular por Southwark en el paseo que denominan “Queen’s Walk”. Un gentío bloqueaba al mejor estilo turista el paso a la altura del London Eye, haciendo un bullicio multicultural y multiétnico. Pero a medida que avanzaba hacia el este la densidad turística disminuía. Pronto me vi en medio de edificios galácticos que contrarrestaban con el misticismo del viejo Thames. El contraste se hizo mayor al llegar al sector donde a alguien se le ocurrió erigir una copia del shakesperiano Globe Theatre. En London no resulta un atrevimiento mezclar renacentismo, neoclasicismo y postmodernismo. Todo está permitido. Y es que London parece tener todo, todo a disposición. Tal es así que en cierto momento apareció anclada una réplica de navío de Francis Drake, no lejos del crucero Belfast de la segunda guerra, que hoy es museo flotante.

Pero poco a poco y a medida que el kilometraje aumentaba, los edificios fueron desapareciendo y me encontré rodeado de construcciones en ladrillo y puentes de peatones que bizarramente cruzaban de tanto en tanto encima de mi cabeza. Y resulta que en esa extraña zona de Southwark encontré el hostal de jóvenes desamparados, en el que no permanecí mucho tiempo antes de relanzarme a deambular.

Tower Bridge se alza como macizo monumento en medio de un opaco, turbio pero célebre Thames. En ciertas ocasiones Tower Bridge abre sus alas para dejar pasar navíos oblongos pero especialmente para posar ante la metralla de fotografías. El resto del tiempo se queda estático, permitiendo el paso entre Southwark y City of London. Construido en plena era victoriana, el puente delata cierta influencia neo gótica que explica sus proporciones y su majestad. Todo un símbolo de la ciudad.





Cruzando Tower Bridge está uno de los lugares más emblemáticos de Inglaterra: The Tower Of London. La fortaleza fue durante siglos el último refugio de los soberanos de estas islas. Una serie de murallas en piedra hacen particularmente difícil una invasión por tierra, mientras que al sur el Thames sirve como frontera. El complejo fue construido en muchísimas y discontinuas etapas, empezando por aquellas iniciadas por William The Conqueror (Guille el conquistador). Existen tantas murallas, pasadizos, salones y torres que mi memoria gastada apenas llega a retener alguno que otro dato. Lo que queda claro es que quienes pretendieron utilizar Tower Of London como protección querían sentirse muy seguros.

Tal vez la edificación que resalta singularmente en el conglomerado es The White Tower. No es la torre de Gondor ni la de marfil, pero también tiene su historia por detrás. White Tower más que una torre es un castillo macizo de unos 80 metros, cuadrado y dotado de 4 torres en las esquinas. Es el Corazón del complejo y aparentemente fue la primera parte en ser construida por William The Conqueror. Hoy alberga principalmente la armería. Una infinidad de espadas, lanzas, mosquetes y pistolones tapizan los enormes muros al interior. Inclusive cuelgan armas de las columnas, desde el techo hasta el suelo, a más de algunos instrumentos de tortura, que seguramente fueron apropiadamente utilizados en los obscuros calabozos del castillo. Y sucede que Tower Of London perdió importancia como fortaleza con la llegada de la artillería, así que pasó a tomar el papel de prisión de alta seguridad.

Son célebres algunos de los prisioneros que en algún momento merodearon por estos muros. En el siglo XVII varios jesuitas fueron acusados de conspirar contra el reino y de tratar de “reconvertir” Inglaterra al catolicismo. Aún hoy se ven las marcas y testimonios de esos jesuitas en sus celdas. Inscripciones en los muros que hoy un alegre turista puede ver impávido. El infame instrumento de tortura que les aplicaron – esa cama en la que estiran las extremidades hasta un punto indeseable- permanece expuesto al público, testificando la barbarie que en algún momento se creyó justificable. Otro ejemplo macabro es el de Anne Boleyn (Ana Bolena), una de las varias esposas de Henry VIII (Enrique VIII) y madre de la futura Reina Elizabeth I. Acusada de adulterio, fue decapitada en Tower of London al mismo tiempo que su hija Elizabeth era declarada ilegítima. La misma Elizabeth sería temporalmente prisionera en la misma fortaleza, por orden su hermana Mary algunos años después. Cosas del destino, La Reina “Virgen” sería posteriormente una de las grandes soberanas de la historia de Inglaterra. Terminando con los prisioneros, Tower Of London incluso albergó espías nazis, con los que no se tuvo mucha piedad y una decena de ellos fueron fusilados en algún sitio entre estas antiguas y mudas murallas.

Hoy en día, para contrarrestar la historia tétrica de la fortaleza, diversos museos y exposiciones están instalados en todas las esquinas. Probablemente el sector más visitado sea aquel donde se exhiben las joyas de la corona. Protegidas celosamente, las reliquias pueden despertar la fiebre del oro así que hay que tener cuidado. La monarquía británica muestra orgullosa al público las diversas coronas y atributos que se otorgan al soberano. O en este caso a la soberana. Tal como en tiempos medievales, la corona, cetro, espada, y por supuesto la bola de oro. Los símbolos del poder. Un video muy entretenido muestra los momentos en los que esos símbolos fueron impuestos a Elizabeth II que supuestamente reina actualmente. Divertido ver semejante liturgia en el acelerado siglo XX. Aparte de joyas, piedras preciosas y el célebre diamante Culliman, salta a la vista la colección piezas en oro de la corona británica. Vajilla, soperas, bandejas y copas en oro, en formas y tamaños que pueden descontrolar a quien no está acostumbrado a ver más que un diente dorado. Me pregunto si algo de este oro vendrá de tierras andinas. Uno nunca sabe.









Alojamiento de las joyas de la cornona.

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