Nova Roma
Constantinus formaba parte de la 'tetrarquía' que gobernaba el imperio Romano en el 4to siglo. Pero como todo romano no le agradaba mucho compartir el poder y procuraba eliminar competencia. En una de esas guerras civiles en las que trataba de destronar a sus pares, Constantinus llegó a las afueras de Roma para retar a Maxenius que dominaba la ciudad eterna y según la leyenda fue testigo de un hecho sobrenatural. Sobre el sol apareció una cruz luminosa con una inscripción en griego que decía: « con este signo vencerás ». Constantinus hizo marcar los escudos de su ejército con el símbolo Chi-Rho (X P -> Christus).
Seguramente esa historia es un invento de algún obispo creativo pero el hecho es que Constantinus liquidó a su rival Maxenius y todo su ejército; y a partir de ese momento el Imperio Romano volvió a estar en manos de un solo patrón, que además era cristiano.
Pero el aire en Roma era algo nocivo, se respiraba conspiración en cada esquina. Así que Constantinus decidió fundar Nova Roma en el punto en el que Europa y Asia se encuentran. La antigua Byzantium fue renombrada Nova Roma y posteriormente Contantinopolis alias Constantinopla. A partir de ese momento la ruina de Roma sería total, mientras que la nueva capital 'romana' se convertiría en referente cultural mundial y símbolo de prosperidad.
El imperio volvió a dividirse luego de algunos años y la parte occidental se deshizo humillantemente ante los embates de mil y un clanes germánicos. Mientras tanto el Imperio Romano de Constantinopla (« Bizantino » según la nomenclatura actual) sobreviviría unos mil años más. Aun existen testigos de esas épocas remotas. Constantinus hizo entre otras cosas renovar el Hipódromo, que era el centro social de la ciudad. A falta de martirio de cristianos, tenían que conformarse con corridas de caballos. Los emperadores de Oriente dotaron al hipódromo de algunas reliquias interesantes como por ejemplo un obelisco egipcio robado de Karnak, o también la « Columna Serpentina », antiguo monumento griego que recuerda la victoria sobre los persas en Pallatea. Según cuenta la leyenda la columna fue fabricada con el bronce de los escudos de los derrotados persas.
4 enormes caballos de bornce decoraban la entrada del gran Hipódromo. Hoy esos caballos se encuentran en la catedral de San Marco en Venecia. No está de más decir que la Constantinopla Imperial atraía a todo tipo de vándalos y saqueadores. Los venecianos y cruzados llegaron inculsive a capturar la ciudad en uno de los episodios históricos más extraños que se hayan registrado.
También los vikingos organizaron excursiones tan violentas que en cierto momento Constantinopla se vio forzada a pagar fuertes sumas a condición que los nórdicos no hicieran turismo en el Mar del Mármara.
Pero la grandeza de la capital imperial tiene en Hagia Sofia su mejor ejemplo. La masiva catedral fue construida por orden del emperador Justiniano, y se convirtió con el tiempo en el ejemplo maestro tanto para iglesias ortodoxas como católicas e incluso mezquitas musulmanas. Al interior de Hagia Sofia el choque de culturas que se vive desde hace siglos en la capital transcontinental es omnipresente. Sobre la cúpula bizantina se leen inscripciones en caligrafía árabe musulmana. En las esquinas en las que se esperaría una efigie de un santo cuelgan cuadros con el nombre de Mahoma. En lugar de altar hay un mihrab que indica la dirección en la que se encuentra La Meca. Sobre algunos de los muros quedan rastros de los característicos mosaicos bizantinos. Imágenes de Cristo Pantocrator , María, santos y emperadores cubrían muros y techos de la catedral. Pero luego de la conquista de la ciudad por los Turcos, el Islam adoptó a Hagia Sofia como mezquita y todo el arte cristiano fue destruido o cubierto. Existe cierta controversia respecto a si se deben seguir destapando mosaicos medievales o preservar el arte decorativo islámico que los cubre. Porbablemente quedan aun algunas obras maestras anónimas bajo la caligrafía islámica.
En 1453 el Imperio Bizantino tenía los días contados. Lejos de la potencia mundial que fue en tiempos de Justiniano, el imperio se reducía a poco más que la ciudad de Constantinopla. Pero aun así la ciudad no caería a manos turcas sin resistencia. Los turcos comandados por Mehmet II necesitaron 2 meses de sitio antes de poder penetrar las formidabes murallas de Teodosio. Contrataron a un húngaro que construyó el cañón mas grande de la época, pensado para destruir cualquier fortificación. Sin embargo en esos tiempos la armas de fuego estaban en una fase muy primitiva así que el cañón no sirvió de mucho y los turcos tuvieron que utilizar medios convencionales. Se estima que el ejército bizantino no pasaba de los 10 mil hombres mientras que los turcos tenían algo menos de 90 mil. Pese a cualquier esfuerzo la ciudad tenía que caer. La deseperación fue tal que el mismísimo último emperador Constantino XI se despojó de corona y se lanzó en persona a detener la ofensiva turca. Todo fue inutil, el emperador murió entre sus soldados, la ciudad cayó y con ella toda la Edad Media.
A partir de ese momento los sabios y letrados migrarían a Occidente, llevando consigo todo el legado y tradición Greco-Romana. La consolidación del poderío turco en medio oriente también impulsaría al occidente latino a buscar nuevas rutas marítimas al lejano oriente.
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